Romperte para poder tener un espacio de crecimiento es de las cosas más grandes e importantes que pude haber elegido en mi camino de vida porque gracias a eso hoy estoy donde estoy y soy quien me gusta ser.

Algunos siglos atrás, existían unos guerreros en Japón llamados Samurai. Existen un montón de cosas que podemos aprender de esta antigua cultura pero una de las cosas más importantes que yo aprendí fue "el Bushido", conocido como el código de honor Samurai. El cual representaba las bases que todo Samurai debía tener como principios y de acuerdo a ellas, vivían, luchaban e incluso morían con su código, honrando así la muerte.
Todo se basaba en honor y respeto en ellos mismos y absolutamente todo lo que los rodeaba. No existía torbellino o tsunami que les impidiera ser honorables.
Y te podrás estar preguntando porqué te estoy contando todo esto... Bueno hace algunos años yo tomé un entrenamiento con el mismo nombre "Samurai", no te voy a dar ningún detalle de qué trata pero si te puedo decir que fue un entrenamiento que cambió mi vida. Hubo una frase en el entrenamiento que siempre decían y se me quedo marcada: La vida es injusta, impredecible y caprichosa. Es decir, todo lo que no sean tus decisiones y comportamiento esta fuera de tu control. ¡Todo!

Yo creo que el trabajo más duro que puede haber es querer controlar todo siempre. Lo que los demás hagan, lo que sientan, lo que piensen incluso y es muy desgastante querer convencer a todos de que tú tienes la razón. Si eres de aquellos que hace eso, te ahorro mucho tiempo de tu vida diciéndote lo siguiente: nunca vas a poder controlar eso y aunque por naturaleza somos un poco así, con el tiempo vamos creciendo y entendiendo que el camino verdadero al crecimiento es individual. Creo que todos en algún punto de nuestra vida somos así, como cuando cortamos con alguien y queremos que la persona siga comportándose contigo de igual forma a cuando estaban juntos.
Te voy a explicar de qué forma entendí esto y lo pude empezar a romper.
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Primero tuve que ser consciente que cualquier decisión que tomara iba a tener precios y que si de verdad quería cambiar algo, me iba a tomar tiempo y habría días que no me iban gustar. Cuando elegí pagar los precios y aceptar lo que viniera, tomé el segundo paso: romperme. Así como cuando haces una re-decoración, que primero sacas todo y dejas un desorden para después poco a poco irlo acomodando. Me tomé un espacio y tiempo de todo hábito y relación tanto buena y mala, para entonces definir qué me hacía crecer y qué me estaba estancando.
Tercer paso... usar mi intuición. Muchos pueden estar preguntándose ¿cómo identifico la mía? bueno, es la vocecita de la razón. Imagina que estás en una habitación llena de obstáculos pero está oscura y tienes que llegar al otro lado de ella, no hay nadie que te guíe más que tú mismo y en ese momento va a estar una vocecita (a veces muy ruidosa y gritona, mientas que otras veces es sigilosa y susurrante), te va a estar motivando a que lo hagas, que te arriesgues y continúes. Peeeero OJO, va a existir otro obstáculo, uno interno llamado "ego" que te estará metiendo miedo (es normalmente más ruidoso que nuestra intuición). Es claro que le puedes hacer caso a cualquiera de las dos pero si tu intención es crecer y obtener tus resultados, ¿cuál crees que será la voz a la que le tienes que hacer caso? Pepe grillo será quien te guíe NO a lo que quieres y deseas, sino a lo que necesitas. Esa voz es llamada bushido para los que eran samurai, representación de tu código de honor, lealtad, respeto, perseverancia, valentía, etc.
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Y sí, hacerle caso a pepe grillo no siempre te llevará a los lugares que tu esperabas terminar pero tampoco te vas a arrepentir por haber terminado en otro lugar inesperado, porque tu intuición siempre te llevará a donde debas precisamente estar, sin duda alguna. Puede ser que pienses que no vale la pena o quizá las recompensas son muy grandes escuchando tu ego que no te das permiso de ver las oportunidades en el lado de tu intuición y eso me lleva a dar el cuarto paso...
¡Sé persistente y confía! Es muy fácil dejarnos guiar por nuestros deseos, cuando estamos a dieta lo único que pensamos es en el pastel de chocolate que tu hermana trajo en la noche, cuando terminamos una relación pensamos en los bonitos momentos y cómo te sentías dentro de esa relación y así con muchísimos ejemplos que podrían tomarme mucho tiempo. Estamos acostumbrados a buscar un placer momentáneo en vez de una satisfacción permanente, como los efectos en una droga; el sentimiento dura un par de horas o menos y luego vienen las repercusiones de nuestras malas decisiones.
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La persistencia no es después de tomar malas decisiones jajaja, es antes de incluso pensar en lo bonito que se sentiría la falsa sensación de felicidad. Es ahí cuando rompes tus creencias, tus malos hábitos y tu juicio interno y externo, para así crecer, para llegar a la vida que si quieres. Tener la vida que quieres cuesta. Cuesta relaciones, tiempo, sudor, lágrimas, cuesta soltar sentimientos incluso buenos.
No existe una varita mágica con la que digas un hechizo y ya no sientas ansiedad, estrés, desorientación y falta de amor. Toma esfuerzo, así como toma esfuerzo ser una persona fit. Es tomarlo y aceptar los precios a pagar que con el tiempo serán las semillas de lo que coseches o mantenerte en el mismo ciclo de adicción a tus creencias y no puedes decir que es imposible porque he tenido la oportunidad de romperlo en distintas áreas de mi vida como cuando cree mi relación amorosa, obtuve las amistades que quería, aprendí a amar mi cuerpo, etc. Las cuales muy muy pronto hablaré de ellas y quizá te puedas relacionar con alguna.
Actividad:
Este es el momento en el que inicia tu camino, el momento de la acción. Yo soy de esas personas que les cuesta mucho esta parte, de que empiezo algo y a los dos o tres días pierdo la motivación y lo suelto. No soy perfecta y tampoco he llegado a perfeccionar la parte de la acción, sin embargo si he tenido ciertas acciones que con mucho esfuerzo las he podido convertir en hábitos que al día de hoy se han vuelto ya tan normales en mi vida que es casi automático y es que me he dado cuenta que la clave está en que a la hora de fallar la primera vez, es no darle peso a lo que ocurrió y seguir moviéndote y no permitir que el mar de culpa te inunde, sino ser empático y decir: falle pero ¿qué sigue?
Crea un calendario, una rutina, ponte metas diarias para todos los aspectos de tu vida y enfócate en si o si cumplirlas, no importa lo que los demás digan u opinen. Tip: crea 4 metas bases; una física, una mental, una emocional y una espiritual. No importa realmente a dónde estén direccionadas, puede ser una relación, tu trabajo, puede ser todo lo que tu quieras. Sólo crea esas metas bases que si o si cumplirás diario y de ahí puedes hacer las demás que escribiste y si es que las cumpliste, reconócetelo.

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